Una noche de carnaval en los barrios de Bañado de Flores, Boedo y Parque patricios, los fantasmas que habían vivido esas fiestas regresaron a festejar nuevamente. Se unieron viejos adversarios de San Lorenzo y Huracán para rememorar aquellos carnavales, las rivalidades fueron dejadas de lado. Los fantasmas resolvieron, como lo habían hecho antes, volver a ser atrapados por el barrio y disfrutar desde el sobrevuelo de las casas, del crecimiento y los juegos de sus hijos y nietos, también atrapados en la pertenencia al barrio. Volvieron para disfrutar de hacer un baile en el club Riestra, otro en el viejo gasómetro de Avenida La Plata, invitando a sus viejos adversarios a compartir los bailes del azulgrana.
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